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Centro deportivo José Martí: entre la ESPERANZA y el ABANDONO

Octubre - 2021

¿Saben cuántos lugares en Cuba llevan por nombre José Martí? Todas las provincias a lo largo de la isla orgullosamente han bautizado con el nombre del apóstol nacional más de una institución, calle, plaza, parque o centro de interés. Es tal el respeto y admiración que sentimos los cubanos por el hombre de los versos sencillos que lo llevamos con nosotros a donde quiera que vamos y esto no es una frase hecha, donde hay cubanos hay un lugar que se llama José Martí.

En la conocida intersección de G y Malecón mirando al mar, sí frente a la Casa de las Américas, aún se mantienen en pie las imponentes conchas que cubren las gradas de la que años atrás fue una de las más importantes instituciones deportivas de la capital, con capacidad para 3150 espectadores, nunca fue el más grande de los complejos de la isla. En sus buenos tiempos lo superaba el Palacio de los Deportes, que desapareció para permitir la ampliación del Malecón. El Palacio de los Deportes servía de sede para los eventos de boxeo, lucha y natación y sólo la construcción de un centro polideportivo mejor (la ciudad deportiva) convenció al pueblo cubano para que permitiera su demolición.

Como les decía el Martí nunca fue el más grande ni el más completo, pero indudablemente si fue por mucho tiempo y aun es para muchos habaneros el más entrañable de los lugares para disfrutar y practicar deportes. Contaba con una pista de atletismo, cancha para fútbol y pelota, y además tenía un gimnasio para lucha y boxeo, así como un tabloncillo para jugar baloncesto. La posición donde se encuentra, frente a Malecón es una de las razones que ha contribuido aún más a su deterioro.

La instalación contaba con un complejo de piscinas para natación, clavados y polo acuático, que hoy son auténticas ruinas. Aún en estas condiciones y con amenazas de demolición es un lugar hermoso que abrió al público en 1940 y 20 años después, fue remodelado para no volver a recibir atención hasta que en 1991 se le pasó la mano, con el fin de formar parte de las instalaciones dedicadas a los juegos panamericanos, para volver a olvidarlo nuevamente por 9 años más, cuando se decidió cerrarlo definitivamente, aun así, muchos capitalinos siguieron utilizando la cancha de futbol para ejercitarse, con el mar de un lado y las imponentes ruinas del otro. En el 2019 con el optimismo que me caracteriza, me alegré al ver de nuevo movimiento en el Martí, la ciudad cumplía 500 años y pensé lo van a arreglar, pero no, la idea solo era enterrarlo detrás de una valla pintada de blanco que al parecer será lo último que veremos. 

Muchos dicen que la nostalgia engrandece y desenfoca los contornos, pero si de algo estoy segura es que a muchos de ustedes como a mí, les gustaría disfrutar de una reñida competencia de natación con el aire cargado del salitre del mar pegando en la cara. Entiendo que mantener en funcionamiento un lugar con estas características frente al mar es una tarea complicada, pero no creo que sea imposible, islas del caribe como Trinidad, tienen sus estadios olímpicos con vista al océano.” El Martí” como cariñosamente lo conocen los habaneros no es un estadio olímpico ni aspira a serlo, es un lugar que vale la pena salvar por tantos recuerdos que alberga. 

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